Serigrafías

Treinta serigrafías numeradas hechas por la artista Anne Prampart a partir de tres fotografías de Autopropulsión. Precio: 25 €.


Flora Coll Flora Coll
Flora Coll


NOTA DE PRENSA - PARÍS

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En el rastro de Autopropulsión

Plano de Barcelona diseñado por Horacio Cassinelli.

Flora Coll.

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NOTA DE PRENSA - BARCELONA

Autopropulsión: una vida que no para nunca

Inauguración el jueves 8 de mayo a las 19.00hrs.
Exposición 8 mayo-14 junio, miércoles-sábado 16.00-20.30hrs.
Galería Tagomago, Santa Teresa 6, 08012 Barcelona. 932 922 422.

Autopropulsión: 47 fotografías de Barcelona tomadas desde una silla de ruedas. Una historia con tres protagonistas: una fotógrafa, Flora Coll; una silla de ruedas, modelo PC-31; una ciudad, Barcelona. Una historia de vida pero también una aventura humana, una historia de amistades más allá de la muerte. Autopropulsión, el título es adecuado porque, aunque no puedes avanzar en silla de ruedas al tiempo que pulsas el obturador de la máquina de fotos, salvo que un amigo te empuje, la auténtica fuerza motriz de estas fotos no son los músculos de los brazos sino la voluntad.

Flora Coll es una fotógrafa franco-catalana que nació en París en 1973. A los 20 años, es cineasta: recibe el Premio a la Mejor Ópera Prima en el festival de Châteauroux. Siguen 15 años de ruta : Rumanía, Bielorrusia, Rusia, Venecia y Colombia, donde vive 4 años, participa en la realización de documentales y realiza sus primeras series de fotografías. A los 27 años se instala en Madrid, cursa el máster de periodismo UAM-El País y trabaja como periodista y fotógrafa en El País, El País Semanal, Ñeque y Simbad. A los 30 años le diagnostican un mieloma múltiple, se traslada a Barcelona, pasa el año 2006 en silla de ruedas y realiza Autopropulsión, que se expone en Aix-en-Provence y está publicada en la revista Le Monde 2. Fallece a los 34 años.

PC-31 es una silla de ruedas. Flora Coll: 'Una vida que estuvo a punto de dejar de ser. El hospital, las muletas, la silla de ruedas. De repente, el mundo se volvió más complicado. Documentar la calle a partir de una silla de ruedas: cambio de perspectiva, de espacio, de mirada. Tres direcciones, la desaparición, la altura, el movimiento. Un asiento a 90 cm del suelo, invisible, desplazándose de manera continua, alguien inmóvil dentro. Alrededor, una ciudad que no para nunca, ni siquiera por la noche.' En silla de ruedas, las aceras estrechas, los coches, la multitud son obstáculos pero Flora Coll es ávida de capturar el mundo que la rodea. 'Éste mundo en el cual sólo puedo participar mirándolo me encanta y me emociona' comentaba Flora Coll. Frente a la enfermedad, al tiempo limitado, Autopropulsión deja la huella de un impulso creador multiplicado por la urgencia. Crear es resistir: al cansancio, al desánimo, a los pronósticos de los médicos.

Barcelona es una ciudad mediterránea. La luz que explota, que ciega, que deja sin aliento. Flora Coll captura momentos al vuelo, la belleza serena del instante: el cielo de la tarde, cerca del sol, blanco, deslumbrante, la oscuridad profunda y acogedora de la noche primaveral. Colores en fusión, como una fuerza que se desbordara: una lámpara rojo vivo, labios de carne bermellón que recuerdan a Roy Lichtenstein. Visiones. 'Las fotos se parecen a pinturas impresionistas hechas con una cámara' dice su amigo Mike. Durante doce días, doce etapas de un itinerario, Flora Coll se apropia un territorio, se acerca a la ciudad para mostrar la otra cara de un lugar turístico. Barcelona es la tercera ciudad más fotografiada del mundo pero nunca la hemos visto así.

El Proyecto Flora Coll es una colaboración entre la familia y los amigos de Flora Coll para terminar el trabajo que ella no pudo llevar a puerto. 'Este proyecto permite que su trabajo sea parte de nuestra memoria colectiva. Lo merece' dice su amiga Chantal. El proyecto en 7 fechas:

2011   Primer evento de octubre organizado por los amigos de Flora en su memoria.
2012   La Galerie Schumm-Braunstein de París representa a Flora Coll.
2013   '¡Tenemos que mostrar este trabajo!' Vicenç Boned, Galería Tagomago, Barcelona.
2014   Abril 47 días para 47 fotos: la campaña de crowdfunding en KissKissBankBank recolecta 150% del presupuesto.
           Mayo exposición en la Galería Tagomago en el marco del festival Docfield14.
           Junio publicación del libro Autopropulsión en español y francés.
           Noviembre exposición en la Galerie Schumm-Braunstein, seleccionada para el Mes de la Foto 2014 en París.

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Libro bilingÜe espaÑol-francÉs

Diseñado por Flora Coll, incluye 47 fotografiás y su nota de intenciones. Formato: libro de tapa blanda, 140 páginas, 19,6 x 29,5 cm. Edición limitada a 1000 ejemplares, incluidos 30 ejemplares numerados acompañados de una impresión original. Fecha de publicación: junio 2014.


PRÓXIMAS EXPOSICIONES

Barcelona: exposición colectiva en la Galería Tagomago del 8 de mayo al 14 de junio de 2014, en el marco del festival DOCfield Fotografía documental Barcelona. Inauguración el jueves 8 de mayo. La galería de Vicenç y Valérie Boned, especializada en fotografiá contemporánea, está al lado del Passeig de Gràcia y de la Avinguda Diagonal.

* Galería Tagomago, Santa Teresa 6, 08012 Barcelona, +34 932 922 422. De miércoles a sábado de 16:00 a 20:30 hrs.

París: exposición individual en la Galerie Schumm-Braunstein del 6 de noviembre al 20 de diciembre de 2014 en el marco del Mes de la Fotografía. Inauguración el jueves 6 de noviembre. Concierto de rubeck Live pour Flora con visuales (fotografías y cortometrajes) de Flora Coll y firma del libro Autopropulsión el viernes 21 de noviembre. La galería de Évelyne Schumm-Braunstein está a dos pasos del Centro Pompidou, en pleno centro del barrio del Marais.

* Galerie Schumm-Braunstein, 9 rue de Montmorency, 75003 Paris, +33 (0)1 40 29 03 72, contact@galerie-schummbraunstein.com. De martes a sábado de 14:30 a 19:00 hrs.


COMUNICADO DE PRENSA

Flora COLL
Autopropulsión

Exposición de fotografías
6 de noviembre | 20 de diciembre 2014
Galerie Schumm-Braunstein
Paris-France     

Flora Coll.

Siempre podemos contar historias, contarnos las mismas historias. Dan forma a nuestros deseos, delimitan lo que nos aterroriza profundamente. Las historias van y vienen, pasan de unos a otros y causan más impresión a unos que a otros. A veces, alguien atrapa una historia al vuelo, alzando la mano. Y ahí es donde la historia puede mutar y la imagen la puede sustituir. En este momento se hace posible quedarse con algunas briznas, guardarlas en lo más profundo de nuestro interior, para mostrarlas algún día, entregarlas: escribir por fin nuestra propia historia.

Marie-France Grange


Flora Coll, joven fotógrafa francesa, fallecida en 2008 a la edad de 34 años, no es conocida por la crítica y el público. Su obra, que apenas sí abarca una década, incluye trabajos en blanco y negro, fotoperiodismo y series realizadas en Colombia, España y el norte de Inglaterra. Varias publicaciones en el periódico El País, una doble página en Le Monde 2, una exposición casi privada en Aix-en-Provence y un talento innegable: ¿no merece esta obra algo más? Por todo ello, su familia y la Galería se proponen darla a conocer y que se reconozca su justo valor. La Galería Schumm-Braunstein tiene el gran honor y el inmenso placer de presentar una primera exposición de Flora Coll con una serie de fotografías realizadas en Barcelona en 2006, cuando ya iba en silla de ruedas, titulada Autopropulsión.

En el texto que acompaña a las 47 fotografías de la serie Autopropulsión, Flora Coll las describe como «instantáneas tomadas en Barcelona en 2006 que no han sido sometidas a ninguna manipulación informática posterior». A modo de explicación, adjunta la ficha técnica de una silla de ruedas y su modo de empleo. Adivinamos los flecos de una historia, los choques de una vida que quedaría (¿provisionalmente?) confinada a un vehículo provisto de ruedas autopropulsadas, pero no sabremos nada más, así que el observador traslada su atención hacia las fotografías. Doce días presentados como si se tratase de un paseo, de un itinerario. Doce etapas límpidas en las que cada imagen posee su hermosa página y su espacio propio, aunque todas evolucionan en fundido encadenado, en una continuidad llena de ecos. Las fotografías recorren caminos enigmáticos por nuestra memoria: algunas quedan grabadas en nosotros mientras que otras pasan de largo para volver más tarde a la superficie. Me acuerdo de una emoción a primera vista, de una línea del horizonte oculta por una balaustrada de madera, cuyas tablas sobreimpresas sobre el azul verdoso del mar parecen estar rozando lo inmaterial. La mirada se aferra a la barandilla contra la que tropieza la mirada de la fotógrafa y la fotografía respira aires marinos, en una magnífica tentativa de evasión.

Y así vamos, de descubrimiento en descubrimiento, hasta la última foto, una explanada aplastada por el sol, dos palmas tendidas hacia un flotador amarillo que parece querer escaparse del encuadre para seguir su camino.

Flora Coll. Flora Coll.
Flora Coll. Flora Coll.

Imágenes que se mueven. Sentimos a la fotógrafa ávida de absorber y registrar una ciudad que se balancea. Está inquieta*, está buscando. Gilles Deleuze define la enfermedad como «algo que agudiza el sentimiento de la vida»¹. Frente a un espacio vital que se reduce, a un desgarro en el tiempo, a unas horas definitivamente contadas, Autopropulsión graba la huella de un impulso creador multiplicado por la urgencia. Porque crear es resistir: a la enfermedad, al cansancio, al desánimo. «Haber estado allí… con la proximidad de la mirada»², sin protección, vulnerable en la fragilidad y contra el propio cuerpo, es decir, a pesar de él.

Flora captura momentos al vuelo, espacios de tiempo suspendido. Rapidez, fulgor acompañados de serenidad, de una aspiración a la belleza del instante. «Un sentimiento de amplitud, de plenitud, una fantasía de adecuación, de estar en el lugar debido»³. Las horas del día se suceden, en una alternancia de vida diurna y nocturna: un cliente se detiene ante el escaparate de una tienda, un maniquí espera paciente tras la persiana metálica, una vez cerrada la tienda. Con la noche, una noche primaveral, entre marzo y mayo, que avanza hacia la estación cálida, llega la intimidad. La oscuridad es profunda, pero acogedora. Cae la noche, los barceloneses se echan a la calle, los cafés y bares de tapas se animan. Las farolas mortecinas iluminan pobremente el suelo y las parejas que se divierten. La fotógrafa gravita alrededor de los puntos luminosos, carteles, intermitentes, bombillas, y luego se disuelve en las tinieblas con los juerguistas tardíos y las aves nocturnas.

Flora Coll. Flora Coll.
Flora Coll. Flora Coll.
Flora Coll. Flora Coll.

Como contraste, el cielo de la tarde, muy cerca del sol, está sobreexpuesto, blanco, no vacío, pero deslumbrante. Barcelona, una ciudad mediterránea en la que cada superficie refleja la luz. No podemos imaginar Autopropulsión en blanco y negro, sin esta extraordinaria paleta de colores en fusión, como una fuerza que se desbordara después de haber estado durante mucho tiempo contenida. Una lámpara rojo vivo, ocres y marrones, labios de carne bermellón que recuerdan a Roy Lichtenstein, una banda anaranjada deslumbrante, plantada en mitad de la fotografía como una arteria de vida. Grandes manchas de color se destacan sobre el fondo de grises de las paredes y el asfalto para retratar una ciudad proteiforme.

Flora Coll. Flora Coll.
Flora Coll. Flora Coll.

Frente a la calle, las aceras estrechas, la multitud, los coches, todo aquello que constituye un obstáculo en silla de ruedas, «Je est en dérangement»⁴.Y su mirada dirigida al suelo, a la altura de la cadera o en contrapicado, desestabiliza las imágenes preconcebidas y a los viandantes, entre los que se va abriendo camino. Se trata de habitar en un lugar, de apropiarse de un territorio y de dejar en él su huella. Flora Coll muestra la cara oculta de un lugar turístico, el envés del decorado, le da la vuelta para desvelar sus costuras y su trama. Esta ciudad de piedra y hormigón está cruzada por diagonales, trazos y líneas de fuerza, postes, rejas, árboles, cornisas. La fotógrafa busca interrogantes, cambios de perspectiva y movimiento continuo, creando un desfase, una incertidumbre, algo entre impreciso y desenfocado. Barcelona sorprende, no está donde cabría esperar, desorienta al espectador que pierde sus referencias, pero siempre las acaba recuperando, aunque de otra forma. Si miramos más de cerca, se trata de un desenfoque extraordinariamente preciso y estas fotografías, que parecen abstractas, son muy legibles gracias a multitud de detalles y de indicios. Juego de pistas.

La fotógrafa destruye las distancias y se acerca a la ciudad y a sus habitantes en primer plano. Hay encuentros. Los rostros se desvanecen, quedan los cuerpos que actúan como pantallas. O más bien son fragmentos de cuerpos recortados por el encuadre al tiempo que lo atraviesan: espaldas, miembros, pies. Como atrapados en un espacio intermedio flotan, entre sombra y fantasma, apenas impresionados en la película. Siluetas de viandantes apresurados, brevemente inmortalizados, atrapados en flagrante delito de inmovilidad, que no dejan de intrigarme y de cuestionarme: ¿quiénes son? ¿dónde van? ¿qué hacen? Flora Coll captura trayectorias de vida, las de personajes que, fuera del campo, tienen su historia y sus razones, su razón de ser. Entre bastidores, Autopropulsión es también una aventura humana, una historia de amistades, «todos detrás y él abriendo la marcha», «tous derrière et lui devant», como cantaba Brassens, una red de complicidades sin grietas que han hecho posible esta obra. ¿Han intentado alguna vez hacer avanzar una silla de ruedas mientras pulsan el disparador de la máquina de fotos? Es difícil, salvo que dos manos serviciales se encarguen de empujar a la fotógrafa, que se convierte, en sentido propio, en persona desplazada. ¿Autopropulsión? Quizá, pues la auténtica fuerza motriz de estas fotos no son los músculos de los brazos, sino la voluntad. Y, en palabras de André Gide, «Semejante esfuerzo me parece comparable al del barón de Munchhausen que consigue salir de las marismas tirándose de los pelos (…). Y lo admirable es que lo consigue».⁵

Sandrine Coll


1 Gilles Deleuze, «M comme Maladie», L’Abécédaire de Gilles Deleuze, entrevista televisiva con Claire Parnet, 1988
2 Flora Coll, Lettre M, 1994, p.3
3 Flora Coll, ibid., p.7
4 Flora Coll, ibid., p.5
5 André Gide, Journal 1939-1949, Souvenirs, Paris, Gallimard, Bibliothèque de la Pléiade, 1954, p.1160

Flora Coll. Flora Coll.
Flora Coll.

Una fotografía puede detenerse en unas líneas. Estas pueden ser rectas, paralelas, o incluso horizontales. Amarillas y azules. Más amarillas que azules. Algunas líneas más finas que otras se enrevesan, graban un ritmo, permiten marcar la ligera inclinación del grupo: una modificación casi frívola, de izquierda a derecha, desde la derecha en diagonal, de arriba abajo. Pequeño matiz que dinamiza, rompe la monotonía, la libera de la simetría. La dirección viene dada por la regularidad apenas quebrada; la trayectoria es firme; el plano está trazado con mucha precisión. Así congelado, a la fuerza antes se movió. Fue en otra historia, en otro mundo, no sé cuándo, pero algo tuvo que cruzar por aquí, no necesariamente deprisa. Quizá se tomó su tiempo. La impresión es lo fulgurante. En cualquier caso, ya se fue. Y en el momento de salir, como si se arrepintiese, ese algo marcó el lugar por el que pasaba: en el extremo de la derecha, una huella vestida de marrón. En esto también la imagen es movimiento, y más todavía acontecimiento.

Marie-France Grange


Autopropulsión, el libro

Autopropulsión, un libro en francés y español, con 47 fotografías y un texto de Flora Coll. Formato: libro de tapa blanda, 68 páginas, 19,6 x 29,5 cm.
Edición limitada a 400 ejemplares, incluidos 30 ejemplares numerados con una impresión original.
Suscripción "47 días para 47 fotos" del 15 de marzo hasta el 30 de abril de 2014 en la plataforma de crowdfunding KissKissBankBank.

Nota de intenciones de Flora Coll

Autopropulsión.
Barcelona, movimiento perpetuo.
Barcelona, la luz que explota, que ciega, que te deja sin aliento.
En un principio, una evidencia: una vida que estuvo a punto de no ser. El hospital, las muletas, la silla de ruedas. Documentar la calle a partir de una silla de ruedas: cambio de perspectiva, de espacio, de mirada. Desde ahí, la voluntad de trabajar en tres direcciones.

La desaparición: un mundo que se ausenta, impreciso, inestable, opaco; imágenes subexpuestas o quemadas, en la frontera de la abstracción.

La altura: una silla de ruedas está a 90 cm del suelo; el mundo de abajo son fragmentos de cuerpos en contrapicado, espaldas, barreras, la horizontalidad, el asfalto.

El movimiento: un sillón que se mueve constantemente, alguien inmóvil en él; a su alrededor, una ciudad que nunca se detiene. En otras palabras, una historia de distancia, de velocidad, para responder a una experiencia límite.

Galería Schumm-Braunstein
9 rue de Montmorency 75003 PARIS
+331 40 29 03 72

Évelyne Schumm-Braunstein
+336 81 90 84 27

contact@galerie-schummbraunstein.com
www.galerie-schummbraunstein.com

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Flora Coll.

 

 

 AUTOPROPULSIÓN (LE MONDE 2, 2007)

 

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EXPOSICIÓN AUTOPROPULSIÓN (AIX-EN-PROVENCE, 2007)

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